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y cuando Mefi-bóset llegó al palacio, se inclinó delante de David en señal de respeto. Entonces David exclamó:

—¡Mefi-bóset!

—¡Para servir a Su Majestad! —respondió.

David le dijo:

—No tengas miedo, en memoria de tu padre Jonatán, voy a cuidar de ti. Voy a devolverte todas las tierras de tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante comerás en mi mesa.

Mefi-bóset volvió a inclinarse delante de David, y dijo:

—¿A qué se debe que Su Majestad me trate así? ¡Un perro muerto y yo somos la misma cosa!

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